El diálogo gobierno-oposición no es «pecado mortal»

Ganó Santos en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el pasado 20 de junio y ahora es, querámoslo o no, el presidente de todos los colombianos. Hacer oposición política no quiere decir que el Polo deje de establecer puentes con el gobierno nacional en aras de promover soluciones a urgentes problemas del país; ello es propio de las democracias modernas y de una oposición constructiva y pluralista. Todo lo que permita el avance de la democracia y la paz en Colombia debe primar sobre los intereses particulares de los partidos. El diálogo gobierno-oposición en el gobierno de Santos II no es «pecado mortal».

Mauricio Trujillo Uribe *
Bogotá, 1 de octubre de 2010

El Polo Democrático representado en su Comité Ejecutivo Nacional, se ha declarado en Oposición al gobierno del Presidente electo Juan Manuel Santos.

Al mismo tiempo, el ex-candidato presidencial del Polo, Gustavo Petro, envió una carta a Santos en la que propuso, “sin sacrificar nuestra independencia”, iniciar una discusión nacional sobre tres temas neurálgicos para la sociedad: la tierra, el agua y las víctimas. Y termina su carta diciendo “No es cierto que gobierno y oposición no puedan dialogar sobre temas fundamentales y comunes de la sociedad colombiana”.

En efecto, el diálogo gobierno-oposición, no implica “estar del mismo lado” ni mucho menos. Ni la concertación significa necesariamente perder identidad y dejar de ejercer el control político. Hacer oposición política no quiere decir que el Polo deje de establecer puentes con el gobierno nacional en aras de promover soluciones a problemas urgentes del país; ello es propio de las democracias modernas y de una oposición constructiva y pluralista. Todo lo que permita hacer avanzar la democracia y la paz en Colombia debe primar sobre los intereses de los partidos, incluido el nuestro.

La respuesta de Santos, afortunadamente, no se hizo esperar, acordaron un canal para avanzar en propuestas de solución a estos problemas. Tal reunión hubiese sido inimaginable con Uribe: bajo su gobierno se ha propiciado un clima nacional de polarización e intransigencia y no pocas veces se ha manipulado la información buscando desacreditar al Polo. Son hechos, entre otros, propios de un estilo de gobierno que ha llevado a la “derechización” de la mayoría del electorado y a la radicalización de la Oposición.

Cierto, Santos ha sido vocero y defensor incondicional del presidente Uribe. Santos lleva la huella de varios escándalos del gobierno de Uribe, del cual hizo parte. Santos gana las elecciones presidenciales anunciando la continuidad de las principales políticas uribistas, las cuales el Polo ha rechazado por considerarlas nocivas para Colombia.

Sin embargo, con Santos asistimos a un cierto cambio. Al menos así lo percibe, por ahora, la opinión pública nacional y la comunidad internacional. Este cambio se refleja, entre otros hechos, en haber incluido en su plataforma de gobierno importantes puntos programáticos de otros partidos; en el talante tecnócrata de varios de los nuevos nombramientos de sus Ministros, reduciendo la cuota burocrática a los uribistas «purasangre»; en la vice-presidencia de Angelino Garzón; en la decisión de no vender Ecopetrol e Isagen, cuando ya Uribe lo había anunciado; y en el llamado a un gobierno de “unidad nacional”.

Mucho de ello podría ser simple cálculo de forma, pero lo cierto es que estamos ante un nuevo escenario político en el que debemos valorar correctamente el nuevo gobierno de Santos, que tiene mucho de continuismo pero también de innovación.

Nuestro reto ahora es diseñar una política acertada de oposición, entendible por la opinión pública, para el período presidencial de cuatro años que se inició el pasado 7 de agosto.

Petro tiene razón en plantear un diálogo nacional al nuevo gobierno sobre temas cruciales que él mismo expuso con elocuencia en los debates de la reciente campaña electoral. Si los temas citados en su carta obtienen un tratamiento favorable, el país será ganador y la izquierda democrática saldrá beneficiada en imagen y credibilidad ante la gente.

Vincularse más estrechamente a los movimientos populares y a los territorios como espacios de vida, es hoy prioridad para el Polo en la perspectiva de las siguientes elecciones de 2011 para gobernadores, alcaldes y concejos, y pensando desde ahora en las elecciones presidenciales de 2014. Que sus propuestas sean conocidas y comprendidas a través de múltiples iniciativas y escenarios.

Allí caben la alianza ciudadana, la convergencia de partidos y organizaciones sociales, y el acuerdo nacional. Nuestro propósito es abrirle paso desde la oposición, a reformas democráticas que permitan la convivencia pacífica y el bienestar del pueblo colombiano, y conduzcan al desarrollo de la Nación.

Mauricio Trujillo Uribe *
Bogotá, 1 de octubre de 2010

* Miembro de la Dirección Nacional y del Comité Ejecutivo Nacional del Polo Democrático Alternativo


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Foto: Periódico El Universal