Con la muerte de Tomás Uribe Márquez desaparece uno de los más interesantes y genuinos tipos de revolucionarios que haya existido en Colombia en los últimos años.
Periódico Pluma Libre, 22 de mayo de 1936
La muerte de un líder. Cuando se escriba la historia de los últimos movimientos revolucionarios que han hecho las masas en Colombia, necesariamente se destacará en primera línea el nombre de Tomás Uribe Márquez.
Revista La Guillotina, 24 de mayo de 1936
Mauricio Trujillo Uribe
02 Diciembre 2021

Tomás Uribe Márquez nació en Medellín el 26 de noviembre de 1882 y falleció en Bogotá el 19 de mayo de 1936. Su infancia y adolescencia en el seno de una familia que respiraba liberalismo radical en medio de una sociedad conservadora y clerical; su participación de 1900 a 1901 en la guerra de los Mil Días al lado de Rafael Uribe Uribe; su formación en Londres como ingeniero agrícola, su encuentro con la Europa de luces y sombras, y su despertar anticolonial en su paso por Egipto, entre 1902 y 1909; su gestión en la siembra de árboles y de espacios verdes como presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín de 1912 a 1914; su viaje a México en 1915 donde se vincula a la reforma agraria de Emiliano Zapata con un grupo internacionalista y hace suya en adelante la premisa “La tierra para quien la trabaja”; su vinculación de 1917 a 1918 al proyecto Diccionario Geográfico Rural de Colombia aprobado por el Congreso de la República; su trayectoria en el periodismo político con sus artículos en el diario liberal Gil Blas (1920 a 1931), su crónica en Venezuela sobre la dictadura de Juan Vicente Gómez a riesgo de su integridad física en 1921 y sus escritos en la prensa obrera y socialista (1925 a 1932); su ingreso al socialismo militante en 1924; su aporte a los congresos obreros nacionales de 1925 y 1926; su elección como secretario general del Partido Socialista Revolucionario –PSR– en 1926; su acción política junto con María Cano, Francisco de Heredia, Raúl Eduardo Mahecha, Ignacio Torres Giraldo, Juan C. Dávila y otros socialistas, de 1926 a 1930; su amor con Enriqueta Jiménez Gaitán y su amistad con los siete hijos de ella, desde 1927; su prisión y consejo de guerra por el gobierno de Abadía Méndez bajo la acusación de preparar una insurrección, su defensa por Jorge Eliécer Gaitán y su libertad, en 1929; su desencuentro con la tendencia del PSR que lo convirtió en partido comunista en 1930, año en que termina la hegemonía conservadora-clerical y comienza la república liberal; y finalmente el retiro a su casa en la sabana de Bogotá con Tata, como le decía a Enriqueta, etapa en la que nacen sus dos hijos, María Tila y Tomás Bladimir, escribe permanentemente y recibe gente que venía a conversar con él sobre la situación del país, son episodios que revelan la intensa existencia de este humanista, intelectual y hombre de acción, hasta su muerte a los 54 años.