Por Mauricio Trujillo Uribe
24 de agosto de 2022
Artículo tomado de Revista Sur
https://www.sur.org.co/rafael-vergara-navarro-humanista-poeta-de-la-vida-y-militante/
“Soy un hombre caribe, amante de la Naturaleza y de la Vida, admirador del poder creador de las mujeres, practicante de la no violencia. Soy un hombre universal que se reconoce como parte de las soluciones y no de los problemas. Nací para servir a los demás y a ello he consagrado mis mejores años. Soy abogado de formación, realizador de videos, también escribo y hago fotografía. Quisiera vivir, como los gatos, siete u ocho vidas… Debo decir que ésta, la única que conozco, ha sido vivida con intensidad y pasión.” (1)
Son palabras de Rafael Vergara Navarro, “Rafa” como le decíamos sus amigos. Falleció el pasado 16 de agosto a los 73 años en su Cartagena de Indias. Una existencia plena con acelerador a fondo. Tenía un vozarrón que relucía como comentarista radial e invitado frecuente a foros y conversatorios en donde exponía sus ideas y abordaba la discusión. Esa voz de bajo también le servía para declamar, le encantaba la poesía y de hecho se “atrevió”, decía él, a escribir versos, dedicados en gran parte a la mujer y la sensualidad. Excelente conversador, su timbre le servía igualmente para contar anécdotas, sazonadas con su personalidad amable y figura cautivante, talante alegre y buen humor. A su vez, de sensibilidad literaria y artística, le dedicó tiempo a la fotografía y dirigió dos documentales, “El desalojo” e “Invasión a Panamá”. Conocía a fondo la historia de la independencia de su ciudad, sobre la cual escribió varios ensayos, entre otros “Una fecha para no olvidar”. Tuvo cuatro hijos, eternamente pendiente de ellos, Pablo Camilo y Abril, mexicanos, Saia y Federico, colombianos. En fin, Rafael fue todo un personaje que gozaba departiendo con la gente: sus historias acaparaban la atención y hacían volar la imaginación.
Lo conocí a finales de 1991 cuando viajó a París y fui a recibirlo al aeropuerto. A pesar del largo viaje, salimos hacia una reunión con un grupo de colombianos que lo esperaba con expectativa. Rafael era abogado y había sido miembro de la dirección nacional del Movimiento 19 de Abril, M-19, “El Eme”, pero ahora venía en representación de la Alianza Democrática M-19, movimiento político creado tras la desmovilización de aquella guerrilla en marzo de 1990. Allí nos hizo un recuento del rol determinante que había jugado la AD M-19, con Antonio Navarro a la cabeza, en el desarrollo de la Asamblea Nacional Constituyente que promulgó la nueva Constitución Política de 1991. También realizó reuniones con directivos del Partido Socialista francés y lo acompañé a una convención de la Internacional Socialista que reunía a varios partidos socialdemócratas de Europa, en donde expuso el carácter de la nueva constitución colombiana. Por esos días Antonio y él solicitaron el ingreso de la AD M-19 a la sección latinoamericana de esa Internacional, lo cual finalmente no se consiguió, siendo el Partido Liberal colombiano aceptado como miembro adherente. Un tiempo después Rafael volvió a París y con el acuerdo y entusiasmo de Álvaro Gómez Hurtado, para ese momento embajador de Colombia en Francia, realizamos en la embajada varias sesiones con buen número de compatriotas interesados en conocer de boca de Rafael los alcances de la nueva constitución.
Hijo de Gladys Navarro y del patriarca cartagenero y dirigente liberal Rafael Vergara Tamara, Rafael tenía todas las condiciones para recoger el legado político de su padre. En la década de setenta había estudiado derecho en la Universidad Externado de Colombia en Bogotá, especializándose en Administración Bancaria y Derecho Público. Entre sus profesores se contaron Alfonso Reyes Echandía, Carlos Medellín y Manuel Gaona, asesinados durante la toma por el M-19 y retoma por el Ejército del Palacio de Justicia en noviembre de 1985, tragedia absurda que tuvo lugar cuando Rafael vivía en Ciudad México. Trabajó en la Superintendencia Bancaria, fue auditor de la Casa de la Moneda, Director de Control de Cambios Internacionales y Director General del Control del Banco de la República. Sin embargo, en los años ochenta, cuando ya hacia parte del equipo jurídico de la Asociación Nacional de Profesionales, sus posiciones políticas públicas dejaron en claro su opción de lucha en pro de las causas sociales y por un cambio de fondo del país, lo que le trajo persecución en los tiempos del Estatuto de Seguridad durante el gobierno de Turbay Ayala. Optó entonces por salir del país, México le concedió asilo político y allí vivió alrededor de diez años, desde donde fungió como “embajador” del M-19, luego de dialogar con Jaime Bateman. Su relación con Carlos Pizarro, cuando volvió a finales de los ochenta al país, también fue determinante en su andar.
Después de los acuerdos de paz regresó su tierra natal en la década de los noventa y fue nombrado director del Departamento Administrativo del Medio Ambiente de Cartagena, cargo que volvió a ocupar entre 2000 y 2003. Desde esa posición y en adelante dedicó sus principales esfuerzos, su energía y su verbo, a la defensa de los ecosistemas de la ciudad, en particular a la preservación de las ciénagas y las riquezas naturales de la región. Se vinculó a radio Caracol de Cartagena como columnista de opinión sobre temas ambientales, denunció la tala y la invasión de terrenos públicos, llegando a poner ante los entes de control más de un centenar de denuncias en defensa del medio ambiente y los cuerpos de agua. Sin embargo, llegó a la conclusión que su combate ecológico debía transcender al plano político para obtener mejores resultados y presentó entonces su candidatura a la alcaldía de Cartagena en el 2007. Tuve la oportunidad de acompañarlo durante su campaña electoral que hizo a pie, sin recursos, recorriendo las calles de su ciudad, hablando con sus coterráneos sin distingo alguno, desde la mañana hasta la noche, en una labor pedagógica, de diálogo y persuasión. Cuando tarde regresábamos a su casa, un apartamento en Crespo con una bella vista al mar, lo esperaban sus amores, dos grandes perros que lo acompañaron por años. Pero en el desarrollo de la campaña Rafael estimó conveniente para los intereses de la ciudad y sus habitantes una alianza con la candidata Judith Pinedo, quien finalmente resultó electa alcaldesa.
Recientemente, el alcalde de Cartagena William Dau había designado a Rafael como director de la estrategia Ecobloque encaminada a determinar las zonas de la Ciénaga de la Virgen y del Manglar que están degradadas ambientalmente, y diseñar una hoja de ruta para su recuperación. Muchos fueron los mensajes de cariño, reconocimiento y tristeza de la ciudadanía cartagenera y de sus amigos en todo el país y en el exterior, por su partida. Se fue con la satisfacción de creer en una nueva era para Colombia con el triunfo de Gustavo Petro y Francia Márquez. En tiempos de lucha contra el cambio climático Rafael Vergara Navarro nos deja una huella, un camino y una esperanza.
(1) http://rafaelvergara.blogspot.com