Prudencia y tino

Por Mauricio Trujillo Uribe
28 de enero 2025

Se superó el impasse entre los gobiernos de Gustavo Petro y Donald Trump, con motivo de la orden que dio el presidente colombiano de no autorizar el aterrizaje de dos aviones militares norteamericanos que traían de vuelta al país más de ciento sesenta connacionales en situación irregular en Estados Unidos, este domingo 26 de enero.

Ciertamente, los inmigrantes en situación irregular objeto de expulsión deben ser tratados con dignidad y respeto, sin humillaciones ni maltratos, cualquiera sea su procedencia y situación: tal ha sido la intención del presidente Petro en este incidente diplomático que estuvo a punto de convertirse en una grave crisis entre los dos países.

Así mismo, los inmigrantes en situación irregular en Estados Unidos o en cualquier país del mundo no deben ser considerados como delincuentes por el solo hecho de haber ingresado a un país por vía irregular o haberse quedado en situación irregular; en general han viajado buscando un mejor futuro para ellos y sus familias, dispuestos a trabajar duro para salir adelante.

Esto no excluye que los Estados Unidos están en su derecho de expulsar de su territorio a inmigrantes en condición irregular, devolviéndolos en lo posible a sus países de origen, y que éstos deben recibirlos por tratarse de sus propios nacionales. Es normal que Trump cumpla con su promesa electoral de combatir la inmigración irregular tratándose de un tema central de su programa de gobierno con el cual salió electo por una amplia mayoría de votantes.

Sin embargo, el fenómeno de la inmigración es imparable en un mundo globalizado donde las comunicaciones y facilidades de transporte están al alcance, y mientras se mantengan las inmensas diferencias de oportunidades y calidad de vida entre los países pobres y ricos. La mayoría de los inmigrantes realizan trabajos duros o poco atractivos y son mano de obra clave en sectores de servicios, actividades agrícolas y otros campos de la vida corriente. Ello no implica que los países receptores dejen de implementar políticas de control, regularización o expulsión, pues ninguna planificación ni gestión de la economía aguanta si todos los días llegan miles de inmigrantes.

Estuvimos a punto de entrar en un torbellino de consecuencias complicadas para Colombia si las sanciones anunciadas por un Trump arrogante y poderoso se hubiesen puesto en práctica. Asiste la razón al presidente Petro cuando exige un trato humano a los inmigrantes colombianos, pero no es por la vía de las redes sociales. Hay caminos diplomáticos y foros internacionales donde tratar el tema. Y si se trata de países con los cuales tenemos relaciones estratégicas, la prudencia y el tino son aún más necesarios, como ha sido el caso con Venezuela.

Imagen: X/@pressSec