Elecciones legislativas en Francia: un giro inesperado y sustancial

Por Mauricio Trujillo Uribe 
08 de julio de 2024 

El primer ministro francés Gabriel Attal presentó su dimisión al presidente Emmanuel Macron luego de los resultados de la segunda vuelta de las elecciones a la Asamblea Nacional realizadas este domingo 7 de julio. En ellas, la alianza de izquierdas Nuevo Frente Popular, opositora al gobierno, obtuvo el mayor número de diputados, la coalición “macronista” de centro y centro derecha, Juntos, llegó en segundo lugar, el tercero fue para el partido de extrema derecha Agrupación Nacional y Los Republicanos, de derecha conservadora, ocuparon el cuarto puesto.

Por tanto, ningún bloque consiguió la mayoría absoluta que le permita «poner» primer ministro (que en Francia es jefe de gobierno). Así las cosas, el presidente no aceptó por ahora la renuncia de Attal, tanto menos a dos semanas del inicio de los Juegos Olímpicos de París, cuando el país y el mundo esperan que éstos transcurran en un ambiente de serenidad y seguridad.

Esta segunda vuelta le ha dado un giro inesperado y sustancial al panorama político en Francia y seguramente sus resultados tendrán un impacto en la Unión Europea, al tiempo que en Inglaterra los laboristas ganaron las elecciones al parlamento el pasado 4 de julio. Por primera vez en la historia de las elecciones legislativas de la Quinta República, el péndulo político entre la primera y la segunda vuelta cambió drásticamente: una semana antes, en la primera vuelta, Agrupación Nacional había obtenido el primer lugar, tras ser igualmente la fuerza política más votada en el país en las recientes elecciones al Parlamento Europeo.

En cifras consolidadas, el Nuevo Frente Popular obtuvo 182 diputados (32 por ciento de los 577 escaños), Juntos 168 (29 por ciento), Agrupación Nacional 143 (25 por ciento) y Los Republicanos 46 (ocho por ciento). Las 27 sillas restantes quedaron en partidos pequeños. La participación en la segunda vuelta alcanzó el 67% del cuerpo electoral, más de 49 millones de personas salieron a votar.

Un análisis de lo sucedido permite decir que el hecho político más abultado es la decisión de la mayoría de los partidos políticos y del electorado de decirle ¡no! en las urnas a la extrema derecha. Se configuró en la práctica un gran frente republicano de contención a las aspiraciones de Agrupación Nacional, a la que el último sondeo le daba un número de diputados cercano a la mayoría absoluta, lo cual hubiese conducido al país hacia un nivel extremo de polarización.

En efecto, desde la izquierda radical hasta la derecha conservadora los dirigentes de estos partidos llamaron a reaccionar frente al riesgo de ver a la extrema derecha acceder al poder en la segunda vuelta: en las circunscripciones electorales donde solo se enfrentaban dos candidatos convocaron a votar por el candidato distinto al de Agrupación Nacional y en las circunscripciones en las que competían tres candidatos, solicitaron renunciar a sus respectivos candidatos ubicados en tercera posición para favorecer así el voto por el candidato alternativo. ¡Y… funcionó!

Sin embargo, el partido liderado por Marine Le Pen aumentó en 54 el número de diputados (desde las elecciones de 2022) y en términos de los sufragios obtenidos por cada uno de los otros partidos, fue el mayoritario. Más de diez millones de personas votaron por esta corriente, cuyos dirigentes ponen en su narrativa la inmigración masiva, la inseguridad, la falta de autonomía frente a la Unión Europea y la ausencia de apoyo estatal al agro, como las causas, entre otras, supuestamente, del deterioro del nivel de vida de la gente y de otros serios problemas que afectan a la sociedad francesa. Si en las próximas elecciones legislativas o presidenciales los otros partidos políticos quieren seguir viendo a Francia, cuna de los derechos humanos, en el rango de los países progresistas, no podrán dar la espalda a las preocupaciones y miedos de la base de ese electorado.

El segundo hecho notable es el ascenso de las izquierdas como primera fuerza electoral del país luego de una penosa «travesía del desierto». Conformada por los partidos Francia Insumisa, Socialista, Ecología-Los Verdes y Comunista, esta alianza disímil e incluso divergente en no pocas de las propuestas de sus integrantes, se creó rápidamente, en emergencia, logrando acordar un programa común de gobierno y presentando un candidato único en cada circunscripción electoral.

Así, Jean-Luc Mélenchon, líder de Francia Insumisa, que obtuvo la mayoría de los diputados de este bloque, reclamó que el nuevo gobierno debe constituirse a partir del Nuevo Frente Popular y que éste gobernará no más allá del programa con el que ganó las elecciones, pero no menos que lo trazado en dicho programa. Por su lado, el expresidente François Hollande, del Partido Socialista, electo diputado, llamó a un cambio de la política nacional con base en dicho programa, pero sugirió la necesidad de un entendimiento con otros sectores.

El tercer hecho sobresaliente de estas elecciones, es que finalmente no le fue tan mal a Macron. Luego de los pobres resultados de la mayoría presidencial en la primera vuelta, ahora el segundo puesto le da a Juntos cierta capacidad de maniobra tanto hacia la izquierda como hacia la derecha. Y el nuevo primer ministro, que Macron designará en su momento, tendría cierto margen para gobernar tema por tema según las posibilidades de alianzas. De otra parte, algunos analistas consideran que se cumplió la intención «secreta» de Macron al disolver la Asamblea Nacional y convocar a elecciones anticipadas, en el sentido de “clarificar” el voto francés frente a la extrema derecha.

Un estallido de júbilo se produjo este domingo en la noche entre los miles de manifestantes que respaldaron el Nuevo Frente Popular, reunidos en las plazas de las grandes ciudades. Con un presidente duramente criticado por el incesante incremento del costo de vida, su política económica cercana al neoliberalismo y su agenda internacional inane, entre otros aspectos, así como por su excesivo ego y conducción individualista, el centro de gravedad de la política nacional acaba de pasar, al menos por ahora, del poder ejecutivo al poder legislativo. Allí el debate y la concertación deberían abrirse paso so pena de producirse un bloqueo institucional. Ya veremos.

Imagen: Foto Paris Match